Mis manos intrépidas rompen
el hormigueo, el tiempo se pierde,
insistente en repeticiones, en espejismos.
Eres mancha más que vacío, muro de luz y aire,
veneno que acaricia por arriba de la boca
perpetuando mi ceguera. Nervio que castiga,
gusano que carcome. Asesina infinita de la verdad
a la que la certeza engendra y mata como un fénix suicida.
Ciclo infame, angosto, interminable de una razón
irremediablemente tuerta que me llena y me ilumina.
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Heu que me revuelves tripas y sentimientos, y me dejas con un buen sabor de boca, bueno lo del saborcito es porque estaba comiendo un pure de papá que me invente con hierbas italianas, cebolla y oregano... sorry era coment no receta, jeje.
ResponderEliminarMe encanta leerte, es un placer casi pecaminoso.